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Tú que me brindaste una caricia.
Tú que me ofreciste tus delicias.
Tú que soportaste mis inviernos.
Tú que dijiste Te quiero.
Tú, siempre tú,
el mismo de ayer,
al que siento sin saber porqué;
eres inspiración para mi querer.
Tú, delicado en el tacto,
deseoso de sentir ese lazo
cuando te rodeo con mis brazos
y mis manos te desean al pasar por tus trazos.
Tú, respetuoso con mis senderos
atractivo como un verso entre mis dedos
cuando me dejo atrapar por tus besos
y siento que estoy en el trono del universo.
Tú, eternamente tú,
serás voz en mi silencio,
paz en medio del tormento;
el amor que junto a mí deseo.